La Cuarta Teoría Política (4TPes)

Antena en español para una Cuarta Teoría Política

Asociación ruso-iraní para un mundo multipolar

ALEXANDER DUGIN

por Alexander DuginIntervención de Aleksander Duguin en la mesa redonda sobre cooperación ruso-iraní en las condiciones geopolíticas modernas, con Ali Akbar Velayati, en el Research Institute of Strategic Studies (RISS).

Vivimos en un período de transición. Es importante entender lo que la «transición» es, de dónde y hacia a dónde. La época de transición. Después de la disolución de la Unión Soviética, desde 1991, el modelo de orden mundial unipolar comenzó a desarrollarse. Este modelo, proclamado por Charles Krauthammer, el politólogo estadounidense, como el «momento unipolar», terminó en 2000. Krauthammer mismo reconoció este hecho. Por lo tanto, vivimos en un momento de transición desde un mundo unipolar. Pero de transición, ¿a qué clase de mundo?

La hegemonía estadounidense, unipolar, la dominación norteamericana, todavía existe, aún no se ha detenido. Pero es evidente que, desde algunos puntos de vista, como tendencia, esta unipolaridad no es a largo plazo y no puede permanecer estable. Por lo tanto, la alternativa se desarrolla gradualmente. La unipolaridad termina, ¿pero qué es lo que comienza? Es muy importante para los rusos y los iraníes entender claramente estos dos aspectos: desde qué nos movemos (la unipolaridad) y hacia qué nos estamos moviendo. La respuesta a la segunda pregunta es mucho menos evidente.

Rusia cuenta con el concepto de «mundo multipolar». El mundo multipolar no es un retorno a un mundo bipolar, a un enfrentamiento entre los dos sistemas. El mundo multipolar implica un equilibrio entre, no unos pocos países (no es el sistema de Westfalia), sino entre varias civilizaciones.

En el mundo moderno, la mayoría de los estados nacionales que han sido reconocidos oficialmente como soberanos, no pueden ser ni soberanos, ni libres. Su soberanía y su libertad son ficticias. En realidad, los estados sólo pueden ser soberanos cuando son capaces de defender su libertad e independencia frente a un desafío externo. Por lo tanto, el reconocimiento automático de la soberanía y de la independencia no es sin embargo una verdadera soberanía estratégica. Por lo tanto, hay una necesidad de un proceso de integración. De ahí, la incapacidad de un país, incluso tan grande como Francia o Alemania y, yo diría, Turquía o Pakistán, e incluso Irán, para defender su independencia por sí solo. Las alianzas, la integración, son procesos necesarios. Por lo tanto, Rusia está construyendo la Unión Euroasiática, la integración de la antigua Unión Soviética. Por lo tanto, existe la Unión Europea como sistema de seguridad colectiva. Cómo puede existir Irán como un estado soberano, sólo en el sistema de un mundo multipolar, es algo que convendría también pensarse más.

En este sentido, me gustaría hacer una propuesta práctica – creo que es muy importante, quizás, en el largo plazo – para celebrar en Irán la Conferencia sobre la teoría del mundo multipolar y el lugar de Irán en un mundo multipolar, y considerar el sistema de las relaciones ruso-iraníes en el contexto de la multipolaridad. Esto es muy importante, en mi opinión, porque sabemos lo que abandonamos, pero entendemos menos a dónde estamos llegando, y menos aún sabemos las características y los matices del significado de la multipolaridad y sus efectos en las relaciones ruso-iraníes.

Creo que ahora es el momento más favorable para el desarrollo de las relaciones ruso-iraníes. En este sentido, se ha abierto un escenario de oportunidades único, porque ahora, más que nunca, está claro que Irán y Rusia tienen muchos intereses y valores comunes. Si hablamos de intereses comunes, entonces, en primer lugar, es necesario hacer hincapié en lo que he dicho ya respecto a Irán como un estado soberano que está interesado en mantener su independencia. Pero otro estado soberano, interesado en preservar su propia independencia, es Rusia. A partir de esto, es claro que somos vecinos y que igualmente no aceptamos la hegemonía los EE.UU., y los líderes iraníes enfatizan esto muchas veces, y los líderes de Rusia hace hincapié en ello constantemente.

Prestad atención a la historia de las sanciones. Estamos bajo sanciones por nuestra soberanía, estábais bajo sanciones por vuestra soberanía, y sin embargo aún no está claro cómo va a concluir esto. Como resultado, Irán y Rusia se están moviendo en la misma dirección para fortalecer su lugar en un mundo multipolar. En consecuencia, existen, tenemos intereses comunes.

Por otra parte, tenemos intereses geopolíticos comunes. Quiero prestar atención al hecho de que Irán históricamente era un obstáculo para la aplicación de la política del sur de Rusia (el Imperio ruso). De ahí la guerra ruso-persa. Pero, al mismo tiempo, Rusia fue en gran medida un obstáculo para la aplicación de los intereses de Irán en el Cáucaso y Asia Central.

Mientras estábamos en un estado de hostilidad, nos hemos interferido e impedido el uno al otro. Pero hoy en día es algo obvio, y la historia demuestra que dos grandes países, como Irán y Rusia, no son capaces de derrotarse el uno al otro. Y hoy no tenemos ni el deseo ni la voluntad, ni los recursos para hacerlo. Y, si creamos una profunda alianza geopolítica, formaremos una alianza, una unión, nosotros, los iraníes y los rusos, que pondrá en práctica nuestros objetivos estratégicos. Y, en este caso, lograremos lo que nunca podríamos haber logrado en el curso de una guerra. Rusia obtiene un país amigo, que proporcionará acceso a los mares cálidos, e Irán consigue un socio fiable en el Norte. Juntos seremos capaces de iniciar la reorganización del espacio geopolítico de Asia Central, a fin de evitar la interferencia de fuerzas externas allí.

Irán y Rusia tienen intereses comunes y objetivos estratégicos comunes, y nuestra convergencia sobre estos temas va a resolver muchos problemas, que de otra manera no se resolverían, incluyendo un razonable equilibrio de fuerzas en el Mar Caspio, así como en todo el Asia Central y el Cáucaso. Y, lo más importante, lo más relevante hoy, es Siria, ya que hoy en día estamos luchando en el mismo lado en Siria. No sólo existe una presencia política, sino también militar de Rusia e Irán y del Hezbolá libanés, que sigue en gran parte a Irán.

Por lo tanto, hoy podemos hablar de la geopolítica de una alianza ruso-chií. Por supuesto, Rusia hace esta elección no en una esfera ideológica, religiosa, sino en una pragmática, sin embargo, el hecho de una alianza ruso-chií es evidente. Propongo llamar la atención sobre esto. No es una coincidencia que las mismas fuerzas que se oponen a nuestros países – Rusia e Irán – en Siria, se oponen a nosotros en otras partes del mundo. Incluso en el Cáucaso Norte, en nuestro propio territorio. En Bahrein, en Yemen, hoy estamos juntos en todos los frentes. No es por accidente. La alianza ruso-chiíta es el imperativo de la política de la Rusia moderna (y de Irán).

Y la última cosa que me gustaría señalar es que cuando hablamos de intereses, esto es, por supuesto, importante. Ahora nuestros intereses coinciden plenamente. Es un raro caso que coincidan tanto. Este es un punto muy importante. Y creo que es necesario extraer todas las consecuencias de esta oportunidad histórica, de esta ocasión histórica. Pero los intereses son algo temporal, transitorio. Ahora son estos, pero mañana pueden cambiar. Y es muy importante añadir a nuestros intereses una alianza de valores.

Ahora me gustaría prestar atención a la maravillosa conversación que tuve hace algún tiempo en Qom con uno de los líderes espirituales de Irán, quien dijo que el secreto de Irán es la «cultura de la expectativa». Pero, de hecho, esta cultura de la expectativa respecto al final del mundo – la llegada del Mahdi, el duodécimo Imán, al final del ciclo de ocultación, ocultando al gran Al-Ghaib – es muy acorde con la visión del mundo de los rusos ortodoxos. También vivimos en una cultura de la expectativa, esperamos la Segunda Venida también. Y el futuro, el que nos aguarda, no es el futuro de este mundo, que es gobernado por la injusticia, la mentira, la explotación, sino el de una sociedad justa.

Y la última cosa que me gustaría decir: la carta del Ayatolá Jomeini a Gorbachov es extremadamente importante, en ella advirtió, prediciendo, que si la perestroika soviética se dirigía hacia Occidente, daría lugar a un colapso: político, espiritual, geopolítico. Así sucedió. Esta carta pareció convertirse en realidad. Nadie le prestó atención, lo que fue un error.

En esta carta, el líder espiritual de la revolución iraní dijo: prestad atención a los dos autores – sólo cita a dos autores de entre toda la riqueza del pensamiento islámico-iraní – , Shahab Yahya Suhrawardi e Ibn Arabi. Estos dos autores son mística profunda, teóricos de Oriente y, lo más importante, Suhrawardi halla un término como el de «exilio occidental», «pozos de exilio». Esto es coherente no sólo con la geografía espiritual, sino también con la geografía geopolítica. Occidente es un lugar de exilio. Y hoy vemos que es un lugar donde el sol de la Tradición va disminuyendo. Por lo tanto, ¿en qué se ha convertido el Occidente moderno? Es un lugar degenerado y el infierno en la tierra.

Así, Suhrawardi e Ibn Arabi estaban cerca del monacato místico Ortodoxo, de nuestro estilo contemplativo y, finalmente, de nuestra geografía sagrada, donde el Oriente (Rusia es el Oriente) es el centro del polo positivo, y Occidente es el negativo. De acuerdo con ello, la última cosa que quiero decir es que creo que el tiempo en el que vivimos abre la posibilidad también para un profundo diálogo espiritual y religioso entre nuestras civilizaciones, entre los dos países, sobre la base de una similar cultura de las expectativas.

Fuente: Katehon.

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Esta entrada fue publicada en 14/03/2016 por en Alexander Dugin, Autores, Eurasianismo, Geopolítica, Globalización/Mundialismo, Islam, Reflexiones, Tradición y etiquetada con , .
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